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La profesora titular de la Universidad de Oviedo Yayoi Kawamura ha colaborado en el Programa de abonados de la Catedral con dos conferencias en las que compartió con los asistentes sus conocimientos de orfebrería y arte barroco asturiano, materias en las que es especialista.

ORFEBRERIA Y EBORARIA EN LA CATEDRAL DE OVIEDO

Coincidiendo con la presentación del libro Los tesoros de la Catedral, editado por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson (FMCMP), el 17 de diciembre de 2021 tuvo lugar la conferencia “Orfebrería y eboraria en la Catedral de Oviedo”.

Durante su exposición, los abonados de la Catedral pudieron observar detalles de las principales obras de orfebrería custodiadas en la Cámara Santa, a partir de las fotografías incluidas en el libro y hechas por Santiago Relanzón.

Comenzando por los daños sufridos por las joyas durante la voladura del año 1934 y el posterior robo en 1977, la profesora Kawamura explicó detalles decorativos de las cruces de los Ángeles y la Victoria que permiten su filiación con el arte bizantino y carolingio respectivamente, ofreciendo detalles desconocidos para muchos de los asistentes, como la existencia de una cruz “hermana” de la Cruz de los Ángeles, donada a la Catedral de Santiago por Alfonso III en el año 894 y desaparecida en 1906.

También fueron analizadas la Caja de las Ágatas, el Cristo de Nicodemo y el Díptico de Gundisalvo. Piezas que, junto con las cruces, también desempeñan la función de relicarios.

Por último, se presentaron dos piezas excepcionales de marfil: dos dípticos custodiados en el Museo de la Iglesia y pertenecientes a la Catedral.

El Díptico de Apión, del siglo VI y de origen bizantino, llegó a la Catedral en torno al año 1300 y se utilizaba para sostener la kalenda en la misa del primer día del año. Es el único díptico consular bizantino completo que se conserva en España.

El Díptico Gótico, del siglo XIV, relacionado con la Escuela de París, fue la última pieza expuesta, destacando de ella la calidad del relieve, casi de bulto redondo en algunas figuras, la expresividad de los rostros, la finura de los plegados y la expresividad de cada una de las seis escenas.

Este recorrido por las joyas finalizó con el recordatorio de lo que este tesoro supuso para la Cámara Santa, convertida desde la Edad Media en cámara de maravillas para los peregrinos.

 

LA CAPILLA DE LA ANUNCIACIÓN O DE LOS VIGILES

La restauración de la Capilla de los Vigiles, llevada a cabo entre los años 2019 y 2020 es, hasta la fecha, la última de las intervenciones del Plan Director de la Catedral. No obstante, los trabajos se habían iniciado más de veinte años antes, en 1997, con la sustitución de la cubierta pétrea por otra de tejas y la lenta labor de secado de los sillares de la capilla. Por eso, terminada la restauración, se ha querido presentar a los abonados el resultado de la intervención, en una conferencia titulada “La Capilla de los Vigiles” y dictada el 21 de enero de 2022.  Yayoi Kawamura es autora de un estudio sobre esta capilla.

Fundada como espacio funerario por Juan Vigil de Quiñones (1546-1617), Obispo de Valladolid y más tarde de Segovia, es la capilla en la que se materializa el fin del clasicismo herreriano en la catedral. Es obra del arquitecto Juan de Naveda (c. 1590-1638), autor también de la girola, y fue construida entre los años 1628 y 1640 bajo la advocación de la Anunciación.

La profesora Kawamura resaltó la simbología funeraria del diseño de la capilla, de planta cuadrada y cubierta con una cúpula, que se inspiró directamente en el Panteón de Agripa. Desde el Renacimiento, el Panteón fue uno de los edificios clásicos más estudiados y reproducidos en tratados como el de Sebastiano Serlio, de gran difusión entre los arquitectos españoles.

A juzgar por los documentos conservado en el Archivo Capitular, en un principio, la cúpula de la capilla había sido pensada para disponer, como el Panteón, de un óculo abierto, pero durante las obras hubo un replanteo y se decidió la construcción de una linterna que permitiese pasar la luz resguardando el interior de las inclemencias del clima asturiano. Este aspecto, sin embargo, no fue tenido en cuenta a la hora de acometer la cubrición de la capilla, disponiendo losas de piedra en lugar de tejas, lo cual generó un grave problema de humedades. Es por esto que la sustitución de la cubierta y remodelación de la linterna fue una de las primeras intervenciones llevadas a cabo en el Plan Director en 1997 y la restauración del interior hubo de esperar a 2019.

La arquitectura de Juan de Naveda tiene su complemento en la labor escultórica que Luis Fernández de la Vega (1601-1675) desplegó en el bulto funerario del obispo Vigil de Quiñones y en el retablo.

La escultura orante del prelado es una de las pocas obras en piedra de Fernández de la Vega. En esta obra, realizada después de la muerte del promotor, se observa un tratamiento muy naturalista del rostro. Tanto la posición orante como la disposición del bulto, en una hornacina de la capilla y mirando hacia el retablo, están inspirados en los retratos orantes de las familias de Carlos V y Felipe II de San Lorenzo de El Escorial.

La arquitectura del retablo es obra de Alonso Carreño, mientras que los relieves corresponden a Fernández de la Vega. Para el escultor, este encargo supuso un gran salto profesional, puesto que fue la primera obra que realizó en solitario, quedando al margen del encargo sus antiguos compañeros de trabajo Francisco González y Pedro García.

Tallado en madera, se articula en dos pisos sobre un banco. En el relieve central se representa la escena de la Anunciación, en relación a la advocación de la Capilla, y en la superior el Bautismo de Cristo. En el banco aparecen diferentes escenas del nacimiento e infancia de Jesús. Es de reseñar la calidad del relieve, la delicadeza de los rostros y los plegados enlatonados, característicos del círculo de escultura vallisoletano que rodeó a Gregorio Fernández, en cuyo taller se formó Luis Fernández de la Vega. Como es habitual en el autor, las figuras se recortan siempre sobre un fondo neutro.

La Conferencia terminó con la exposición de algunos pormenores de la reciente restauración y la proyección de imágenes que mostraban el resultado de los trabajos, comparando el antes y el después de la intervención. La actividad finalizó con una visita a la capilla.