Santoral Catedralicio
Los Santos de nuestra Iglesia Diocesana
La santidad es lo propio de Dios, pero Él ha querido que su pueblo sea partícipe de ella. Es un don, pero también una tarea que lleva consigo un proceso, por medio del cual el bautizado va adoptando unos comportamientos acordes con el ser de la Trinidad – que culminan en el amor al prójimo como a uno mismo, tal como lo afirma santo Tomás siguiendo a san Agustín – y que se va realizando, a través del tiempo, según la vocación de cada uno.
Cada Diócesis celebra a aquellos bautizados que, podríamos decir, le son propios; lo hace tributándoles un culto especial.
Estos son nuestros santos que, a lo largo del tiempo, han sido modelo para nosotros y cuya celebración nos llena de gozo.
“Tu pueblo, Señor, con amor agradecido venera a Santa María y a los santos cuyas reliquias se custodian en esta Iglesia Ovetense como signo de tu presencia salvadora; te rogamos que acrecientes su fe y así, al recordarlos con gozo, se sienta impulsado hacia las realidades del cielo, sin olvidar nunca las de la tierra. Amén.”
Alcanzó la corona del martirio al ser decapitado en el 859. Es el principal escritor de la Iglesia mozárabe.
También la virgen Lucrecia, a quien san Eulogio presbítero había bautizado, voló al Cielo tras ser decapitada por no renunciar a la fe. Trasladados a Oviedo sus cuerpos, se veneran ahora sus reliquias en la Catedral de San Salvador.
Trasladada su familia a Oviedo, allí continuó sus estudios medios, matriculándose al terminarlos en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. En su corazón bien dispuesto, Dios quiso suscitar la invitación a una consagración especial en la vida monástica. Habiendo tomado contacto con el monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas se sintió fuertemente atraído por lo que vio era el lugar que correspondía con sus deseos íntimos. Allí ingresó el 15 de enero de 1934.
Dios quiso probarle misteriosamente con una penosa enfermedad que le obligó a abandonar tres veces el monasterio, adonde otras tantas volvió en aras de una respuesta generosa y fiel a lo que sentía ser la llamada de Dios.
Santificado en la gozosa fidelidad a la vida monástica y en la aceptación amorosa de los planes de Dios, consumó su vida en la madrugada del 26 de abril de 1938, recién estrenados los 27 años, siendo sepultado en el cementerio del monasterio.
“Si, oh rey, soy cristiano. Lo he sido y lo seré por la gracia de Dios. Todas tus riquezas no valen nada. No pienses que por cosas tan pasajeras voy a renegar de Cristo, que es mi Señor y tuyo aunque no lo quieras”
Siendo obispo, el 28 de julio de 1858 fue descuartizado por causa de la fe. Canonizado en 1988, es el protomártir asturiano, y sus reliquias se veneran en la Catedral de Oviedo, en la capilla dedicada a la Virgen de Covadonga
En la Cueva se venera la Virgen en la imagen de «La Santina». A ella acuden, para dar gracias y pedir favores, peregrinos de todas partes, especialmente asturianos, de quienes es Patrona principal.
Cuando la invasión musulmana, el cuerpo de santa Eulalia fue trasladado a Asturias; y actualmente las reliquias se veneran en la Catedral de Oviedo, en la capilla dedicada a la mártir. En 1639 fue declarada Patrona de la Diócesis Ovetense. Su culto y devoción se hizo tan popular, que decenas de parroquias en el Principado se hallan bajo el patrocinio de Santa Eulalia (o Santolaya).