Skip to main content

Se han cumplido 25 años del inicio de las obras del Plan Director de la Catedral de Oviedo y por ello, desde el Programa de Abonados, hemos querido compartir con todos los que colaboran con la Catedral una visita guiada por las intervenciones más relevantes de la mano de uno de los redactores del mismo y, director, a día de hoy, de las obras que se llevan a cabo: Jorge Hevia Blanco.

Cuando, en 1990, se aprobó el Plan Nacional de Catedrales comenzó para muchos de estos edificios una nueva etapa, aquella en la que a la restauración, conservación y mantenimiento de sus tesoros artísticos se uniría la difusión de los mismos. No se trata solamente de arreglar desperfectos y limpiar retablos, se trata también de abrirse a la sociedad haciendo partícipes a todos de la vida que comprende una catedral: la cultual y la cultural. En esto, la Catedral de Oviedo es modélica, pues a lo largo de estos años es la única que ha llegado al 95% de cumplimiento en plazos y ejecución de obras, a falta de la intervención número 26: la restauración de las vidrieras de la nave meridional y el crucero, con la que se alcanzará el 100% de lo hasta ahora planificado.

En 25 años se han llevado a cabo 25 obras con el concurso de las administraciones públicas (Gobierno Central, Gobierno del Principado de Asturias y Ayuntamiento de Oviedo), la Iglesia de Asturias (Arzobispado de Oviedo y Catedral de Oviedo) y, finalmente, fundaciones privadas (Fundación María Cristina Masaveu Peterson, Fundación Hidrocantábrico y Fundación ENDESA); sin olvidar las aportaciones anuales de los Abonados de la Catedral de Oviedo.

En un primer momento, los trabajos se concentraron en lograr la estanqueidad del edificio, es decir, aislarlo de la humedad con la reparación de todas las cubiertas para eliminar filtraciones y el drenaje de los suelos para evitar la proliferación de humedades por capilaridad. Fue también prioritario llevar a cabo intervenciones de urgencia en aquellas partes donde el riesgo de daños irreparables era evidente, como fue la obra de la torre gótica en el año 1999-2000 consolidando la, entonces, maltrecha aguja.

La segunda fase de los trabajos se orientó hacia la conservación del edificio y sus bienes inmuebles, con la limpieza y restauración de capillas y retablos.

El tercer objetivo propuesto en la redacción del Plan Director fue el de la accesibilidad, conseguida no solamente con la adecuación de accesos para personas con movilidad reducida (se han colocado rampas en el Tránsito de Santa Bárbara para acceder a la Catedral, en el Jardín de los Reyes Caudillos para acceder a la Capilla de Nuestra Señora del Rey Casto, en el claustro y en la Capilla de la Virgen de Covadonga), sino también la accesibilidad a nivel cultural: el Programa de Abonados de la Catedral de Oviedo pretende conectar a los ciudadanos con el principal templo de la ciudad y abrirlo no solamente a su función principal, el culto, sino también dar a conocer su milenaria historia y su rico patrimonio artístico.

La visita a las obras del Plan Director se desarrolló en cuatro sesiones, llevadas a cabo en los días 11 de noviembre y 16 de diciembre. Comenzó situando a los participantes frente al plano de la Catedral que recibe a los visitantes a los pies del templo y relatando la anécdota que forzó el arranque de las obras en el año 1996: el desprendimiento de un bocel del rosetón del crucero septentrional que cayó frente a la entrada a la Capilla del Rey Casto horas antes de la visita privada de un miembro de la Familia Real.

Capilla de los Vigiles

Una de las intervenciones más importantes y más especiales para los miembros del Plan Director es la restauración de la Capilla de los Vigiles, por haber requerido más de 20 años de paciente trabajo y espera. A lo largo de este cuarto de siglo “las obras de Vigiles” han estado siempre presentes. Los participantes en esta actividad han podido entrar en la Capilla para recibir la explicación de cómo, en el año 1998-1999, se colocó un revestimiento metálico sobre la cubierta pétrea para cortar la entrada de agua. El secado de unas piedras que llevaban varios siglos absorbiendo humedad requirió 20 años y se apoyó en la colocación de dos vidrios superpuestos en la linterna de la capilla que favorecen la circulación de aire. Finalmente, en 2019-2020, se pudo llevar a cabo la limpieza de los muros y la restauración del retablo de Luis Fernández de la Vega.

Capilla de los Vigiles

Capilla de Nuestra Señora de Covadonga

También en el mismo año, 2008, y formando parte de la misma intervención, la número 18, se intervino en la Capilla de Covadonga donde la retirada del retablo neobarroco, colocado tras la Guerra Civil, permitió dejar visto el testero que, realmente, es el muro septentrional de la Cámara Santa, con sus primitivos accesos: el inferior a la cripta de Santa Leocadia y el superior a la torre de San Miguel. Para albergar la imagen de la Santina se diseñó una estela- dosel, de madera, que recuerda a la Cueva de Covadonga; a los pies de la Virgen se depositó la arqueta que contiene los restos de San Melchor de Quirós.

La Cámara Santa

Los trabajos desempeñados en la Cámara Santa entre los años 2012 y 2014 son uno de los más importantes del Plan Director por ser el espacio sagrado por excelencia de la Sancta Ovetensis: el relicario.

La última intervención había tenido lugar entre 1937 y 1939, por lo que la Cámara Santa presentaba ya daños en su envolvente y suciedad en los muros interiores. La obra se dividió en dos fases: la primera consistió en la reparación de las cubiertas y la limpieza de los muros exteriores; la segunda fase se centró en la limpieza de los muros del interior de la Cámara, las bóvedas y los suelos, además de la rejería y las puertas. Nada quedó sin restaurar. La nueva iluminación presenta ahora al edificio como si de un relicario de marfil se tratase. Para mantener el espacio en buen estado de conservación, fue necesario limitar el aforo interior a un máximo de 25 personas, que pueden recibir una exhaustiva información en las pantallas interactivas que fueron colocadas, a tal efecto, en la antesala. De esta manera, los visitantes accederían de manera ordenada y controlada a contemplar el nuevo montaje expositivo de reliquias y joyas, que prescindiendo de los antiguos armarios, se presentan en vitrinas diáfanas que ceden el protagonismo a su contenido y al edificio contenedor. Mención especial merece aquí la caja de atmósfera anóxica (sin oxígeno) que se diseñó para una adecuada conservación de la reliquia más preciada, el Santo Sudario, y que se guarda ahora en un mueble preparado para su correcta exposición a los fieles en Semana Santa, Pascua y durante el Jubileo de la Santa Cruz (del 14 al 21 de septiembre).

La sacristía

Un espacio fundamental para la vida catedralicia, pero que no es visitable, es la sacristía. En el año 2008 se restauró la cúpula decorada con un fresco de Francisco Bustamante de 1734, copia de otro que Giovanni Lanfranco pintó entre 1625 y 1628 para la iglesia romana de San Andrea della Valle, en el que se representa la Asunción de la Virgen.

Sacristía

El claustro

La visita finalizó recorriendo el claustro, intervención compleja por la debilidad que presentaba la ennegrecida dolomía de Laspra con que se construyó. El aspecto más delicado de la limpieza estaba en los capiteles, cuyos relieves corrían el riesgo de deteriorarse más de lo que ya estaban. Los trabajos llegaron a buen puerto y fueron calificados por el entonces deán de la Catedral, don Rafael Somoano, “no como una restauración, sino como una resurrección”.

Jorge Hevia despidió a los visitantes mostrando el que será el último capítulo, de momento, de este Plan Director: la restauración de los ventanales y vidrieras de la nave sur y el crucero de la Catedral. Aunque las obras en una Catedral no terminan nunca…

Leave a Reply