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El 25 de mayo de 1808, tras los trágicos sucesos del 2 de mayo en Madrid, el pueblo español declaró por primera vez la guerra a Napoleón y lo hizo a través de la Junta General del Principado de Asturias en la Sala Capitular de la Catedral de Oviedo.

Ya desde su constitución en la Edad Media, la Junta General del Principado de Asturias se reunía en pleno en la Sala Capitular de la Catedral. Funcionaba como un órgano representativo, deliberante e intermediario entre Asturias y la Corona, estaba formada por representantes concejiles y presidida por un delegado real. En 1808, ante lo extraordinario de la situación, se permitió que diferentes autoridades, catedráticos, militares y clérigos formasen parte de la Junta para organizar la resistencia al invasor. En aquel momento la Junta General, constituida en Junta Suprema de Gobierno, asumió la soberanía con respecto al poder establecido y, desde el balcón que se encuentra sobre la Puerta de la Limosna, declaró la guerra a Napoleón. Al mismo tiempo se solicitó ayuda por carta a Gran Bretaña.

A caballo partieron correos desde Oviedo para hacer llegar la noticia a Madrid y a medida que los jinetes avanzaban, más y más poblaciones iban sumándose a la declaración de guerra. Fue la primera vez que en España un órgano oficial reconocía la soberanía popular.

La Junta Suprema de Asturias fue el modelo para otras Juntas creadas posteriormente en España y en América y mostró la necesidad de crear una Junta Central, la cual dio paso, tiempo después, a las Cortes de Cádiz que promulgaron la Constitución de 1812.

Para conmemorar este acontecimiento todos los años, por las mismas fechas, tiene lugar una recreación histórica en la Sala Capitular y, en la vecina Sala de las laudas, se deposita una corona de laurel frente a las lápidas que contienen los nombres de los miembros de aquella Junta Suprema de Asturias.

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