Fiesta en la Catedral

El Salvador, titular del templo.

Es la transfiguración de Jesús en el monte Tabor y se celebra en la Iglesia universal. El origen de esta fiesta, posiblemente, se encuentra en la Armenia de manos del santo obispo Gregorio Iluminador, en el siglo IV, aunque el testimonio más antiguo procede de Siria oriental (siglos V-VI).

Se celebra en este día uno de los acontecimientos centrales de la vida de Jesús tal como se nos narra en el evangelio. El Señor tomó a Pedro, a Santiago y a Juan “y los llevó aparte a un monte Alto”, y “se transfiguró delante de ellos.”

Así se recoge en el hermoso relieve realizado en piedra gris y, aunque de autor anónimo se cree que es obra de Toribio de Nava, que corona la puerta principal (la puerta hermosa) de la catedral de Oviedo.

Tres apóstoles -Pedro, Santiago y Juan- sorprendidos y admirados, contemplan su gloria teniendo como testigos a Moisés y a Elías. Gozan de que Jesús sea la morada de Dios entre los hombres (Colosenses 1,19; 2,9) y al que en todo momento hay que escuchar como indica la figura de Dios Padre representada en forma humana sobre la figura del Señor.

A ambos lados, y fuera del frontispicio, los bustos de Fruela I y su hijo Alfonso II el Castro. El primero fue quien lo construyó y lo dedicó al Salvador y los Doce Apóstoles. El segundo lo reedificó convirtiéndolo en sede episcopal.

Se celebrará la Santa Misa a la doce del medio día y, al final de la misma, se bendecirá el laurel que rodea la imagen románica del Salvador; de esta manera se quiere significar que toda la creación florecerá cuando todo sea transformado por la gloria del Señor resucitado.