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Capilla de Covadonga o de San Ildefonso

A finales del siglo XIV, el Obispo Gutierre de Toledo (1377-1389) mandó construir una capilla funeraria adosada al ábside de la catedral prerrománica, dedicada a San Ildefonso, y que según la documentación era “grande et onrrada”. Se construyó entre 1379 y 1382, albergó numerosas tumbas y sirvió de espacio de reunión para el cabildo. Contaba con tres altares y en el centro estaba el bulto funerario del fundador. La construcción de la girola en 1621 obligó a su derribo y en el solar que esta ocupaba se levantó una nueva capilla, obra de Juan de Naveda, entre 1633 y 1635.

La capilla actual está dedicada a la Virgen de Covadonga. Es una edificación clasicista, al igual que la contemporánea girola, y su testero se corresponde con el muro septentrional de la Cámara Santa, en el que se pueden ver las antiguas puertas de acceso a la cripta y a la capilla de San Miguel.

Durante los sucesos revolucionarios de octubre de 1934, la voladura llevada a cabo en la Cámara Santa también causó daños en esta capilla, que tuvo que ser reparada.

El retablo actual es una ligera estructura de madera que cobija una imagen de la Santina remedando la cueva de Covadonga. A los pies de la Virgen, en un arca, reposan los restos de San Melchor de Quirós (1824-1858), primer santo asturiano. Esta capilla también está dedicada a él, pues en una hornacina se presentan algunos de sus objetos personales y a la entrada de la misma se encuentra la arqueta en la que sus restos fueron repatriados a España desde Vietnam, donde fue martirizado.