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LA TORRE GÓTICA

El arte gótico se inició en la catedral a finales del siglo XIII, cuando se construyó la sala capitular a la que, posteriormente, se adosó el claustro y culminó a finales del siglo XVI con la construcción de la torre, que alcanza los setenta metros de altura. Se levanta hacia el cielo retranqueando cada uno de sus pisos, lo que aumenta la sensación de verticalidad hasta llegar a su característica aguja calada.

En el año 1498 se cerraron las naves del templo y se presentó la necesidad de dotar a la catedral de una fachada. Un año después, Juan de Badajoz el Viejo diseñó una fachada compuesta por un pórtico y dos torres, de las que finalmente solo se construyó una.

En el primer piso de la torre están las contrapesas del reloj, fabricado por Ramón Durán en 1787.

En el segundo piso, dividido en dos alturas, están la maquinaria del reloj y las campanas.

Hay un total de siete campanas, de las cuales la más antigua es la Wamba, fundida en 1219 para la torre románica, y que es la campana en activo más antigua de Europa. La Wamba o Bamba, llamada así por el sonido “bam-bam” de su repicar, toca quince minutos antes de cada misa.

El tercer piso se corresponde con el cuerpo renacentista, añadido siguiendo las trazas de Rodrigo Gil de Hontañón tras la caída de un rayo en 1575 que destrozó el remate metálico original.

Historia de la construcción

La construcción se inició en el año 1500 por el tramo septentrional del pórtico, en el que se encuentran los escudos de los obispos Juan Daza (1498-1502) y García Ramírez de Villaescusa (1502-1508). Las obras continuaron por el lado meridional, sobre el que se fue levantando la torre, una vez que se abandonaron los trabajos en el lado norte. El tramo sur del pórtico se construyó durante el episcopado de Valeriano Ordóñez de Villaquirán (1508-1512).

Siguiendo en todo momento el proyecto de Badajoz el Viejo, cesado de las obras en 1511, Pedro de Bueras (1511-1530), Pedro de la Tijera (1530-1535) y Juan de Cerecedo el Viejo (1544-1569) se encargaron de dirigir las obras sorteando dificultades económicas y el incendio de la ciudad en la Nochebuena de 1521 que paralizó los trabajos cinco años.

Finalmente, la torre se remató en 1552, cuando se colocó el chapitel metálico rematado en dos bolas y una cruz de los Ángeles que se trajo de Flandes.

Daños y reconstrucciones

En la tarde del 13 de diciembre de 1575 se desató una tormenta sobre la ciudad y un rayo destrozó el remate de la torre. Según las crónicas, se arruinó el chapitel, los muros del segundo piso sufrieron daños, así como el maderamen de las campanas. Para la reconstrucción se contrató a Rodrigo Gil de Hontañón, maestro cantero que había dado los planos para el edificio de la Universidad de Oviedo. Hontañón, diseñó un airoso cuerpo mixtilíneo, en el que combinó elementos góticos y renacentistas en un ejercicio de elegante genialidad, rematado en la aguja calada, que elevó la altura de la torre en unos diez metros. Dirigieron estas obras Diego Vélez y Juan de Cerecedo el Joven.

De nuevo el 13 de diciembre, esta vez del año 1723, otra tempestad causó daños de diversa consideración en la torre. Francisco de la Riva Ladrón de Guevara, maestro de obras de la catedral, relató en un informe que se perdió la mayor parte de la flecha, uno de los cubos de las esquinas, algún pináculo, parte de la balaustrada y la cornisa. Se quemó el suelo de madera del cuerpo de campanas y se dañó el primer reloj. También se perdió parte de la escalera de caracol. Este mismo rayo abrió dos grietas en el pórtico, una se aprecia actualmente en la bóveda del tramo sur, la otra está oculta bajo el relieve de la Transfiguración que se colocó sobre la puerta central. La segunda reconstrucción de la torre se llevó a cabo entre 1729 y 1731.

Ya en el siglo XX, la torre, principal atalaya de la ciudad, fue bombardeada durante el asedio de Oviedo entre 1936-1937, derribando parcialmente la aguja y dañando buena parte de su estructura, sobre todo en el flanco meridional. Luis Menéndez Pidal fue el arquitecto encargado de la reconstrucción. El proyecto, que comenzó con la construcción de un gran andamio diseño de Luis Moya Blanco, se ejecutó en tres fases y se terminó en 1953.

En el año 1996 comenzaron los trabajos del Plan Director de la Catedral y la restauración de la torre fue considerada intervención de carácter urgente. Bajo la dirección de los arquitectos Cosme Cuenca y Jorge Hevia se llevaron a cabo labores de consolidación en la aguja y de limpieza a lo largo de toda su estructura. Desde el 1 de agosto de 2022, tras los trabajos de adecuación de accesos, la torre gótica es visitable.

En el pórtico son dignas de mención las puertas labradas por José Bernardo de la Meana (1715-1790) en 1746, especialmente las dos del tramo central, donde aparecen las imágenes de Santa Eulalia – patrona de la diócesis, Principado de Asturias y Oviedo – y El Salvador, titular de la Catedral. Sobre las puertas centrales se encuentra el relieve de la Transfiguración del Señor, festividad del patrón de la Catedral que se celebra el 6 de agosto. Se sabe que fue labrado en 1731 pero se desconoce su autor.

La torre gótica de la Catedral de Oviedo, a lo largo de sus cinco siglos de historia, ha sobrevivido a un incendio, tempestades, los bombardeos de una guerra,  el paso del tiempo… y sigue recibiendo a los peregrinos que llegan a la Sancta Ovetensis, indicándoles el camino hacia el relicario de la Cámara Santa.