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Capilla de Santa Bárbara

El culto a las reliquias impulsado por la Contrarreforma llevó al obispo Bernardo Caballero de Paredes (1642-1661) a plantear al cabildo de la Catedral el traslado de las reliquias conservadas en la Cámara Santa a una nueva edificación más moderna que, además, hiciera las veces de panteón para su familia. En la Catedral, los capitulares eran plenamente conscientes de que el templo gótico no se ajustaba a las necesidades contrarreformistas y, por ello, ya se había construido una girola para la circulación de los romeros, tal y como demandaba un templo de peregrinación. También se contempló la posibilidad de ampliar la Cámara Santa, pero los canónigos nunca vieron con buenos ojos el traslado de las reliquias a una nueva ubicación, tal y como proponía Caballero de Paredes con la construcción de este espacio.

Esta capilla, llamada en su momento “de San Miguel” o “Nueva Cámara Santa”, se contrató con el arquitecto Ignacio de Cajigal y se construyó entre los años 1660 y 1663. Describe una planta rectangular dividida en dos tramos: la nave se cubre con una cúpula sobre pechinas iluminada por una linterna, mientras que el presbiterio se cierra con una bóveda de lunetos. Detrás del altar, Gregorio de la Roza construyó una sacristía entre 1688 y 1689. La decoración vegetal discurre por las pechinas y la cúpula, mientras que la articulación de los muros se realiza a través de pilastras, balcones y hornacinas para los sepulcros de la familia del obispo.

El retablo-relicario, terminado en 1663, corrió a cargo de Luis Fernández de la Vega (1601-1675). Fue el primer retablo barroco que se hizo en Asturias y se ajusta perfectamente al testero de la capilla. En las hornacinas se labraron las imágenes de aquellos santos de los que se conservaban reliquias en la Cámara Santa, pues cada una de estas esculturas está dotada de una pequeña lipsanoteca para custodiarlas. Destaca la imagen del ático, el Arcángel San Miguel, al que estaba dedicada en origen esta capilla. El templete central está coronado por una Inmaculada de Luis Fernández de la Vega, mientras que la imagen central, obra de Antonio Borja (1660-1730) en 1713, representa a Santa Bárbara, a quien, finalmente se dedicó esta capilla tras la rotunda negativa de los miembros del cabildo de trasladar aquí las reliquias de la Cámara Santa.

El obispo Bernardo Caballero de Paredes, fallecido en 1661, está enterrado a la entrada de esta capilla, para que todos aquellos que entrasen pisasen su tumba, tal y como él había dejado por escrito en su testamento.