Los Caminos de Oviedo
La “Sancta Ovetensis” con sus reliquias es, para muchos peregrinos que hacen el Camino Primitivo, punto de partida hacia la tumba del Apóstol, así como desvío obligatorio para los que eligen el Camino Francés pues, sabido es desde la Edad Media que “quien va a Santiago y no a El Salvador, visita al criado y olvida al Señor”.
El Camino Primitivo, el más antiguo de todos, tiene su origen en el viaje que el rey Alfonso II el Casto hizo a Compostela en el siglo VIII para ver lo que creían era la tumba, recién descubierta, del evangelizador de la Península Ibérica. A partir de ese momento se inicia un flujo de peregrinaciones que, con el tiempo, va desarrollando nuevos trayectos en las principales vías de comunicación existentes entre Europa y el “finisterrae”.
Surgieron así el Camino Francés, que, partiendo de diferentes cuidades francesas, cruza los Pirineos y Navarra y atravesando el norte de Castilla llega a Compostela.
El Camino del Norte, que discurre paralelo al mar Cantábrico.
El Camino Portugués, que parte del Algarve.
El Camino Inglés, para los peregrinos que llegaban en barco desde las islas británicas hasta El Ferrol y continuaban a pie desde allí.
Una vez en Santiago, los más animosos, siguen caminando hasta Finisterre. Sin embargo, existe un camino especial, el Camino de El Salvador, que une la vía francesa, la más transitada, con el Camino Primitivo, el primigenio, y poder así visitar las reliquias de la Cámara Santa y saludar al Señor antes de llegar a Santiago.